Por: Alejandro De Luca
Te enseñamos algunos tips para tener en cuenta a la hora de resolver estos famosos exámenes también conocidos como Multiple Choice.
Los exámenes de opción múltiple se suelen utilizar en instancias eliminatorias, donde se tiene un alumnado numeroso y se necesita filtrarlo. Cada pregunta del examen consiste en un breve enunciado y dos o varias alternativas de respuesta. El alumno siempre debe marcar una única opción para responder. En algunas pruebas, es necesario adjuntar hojas escritas donde se justifiquen las respuesta, pero en la gran mayoría, no.
Veamos algunos consejos para encarar este tipo de exámenes.
- Descartar opciones. Cuando nos enfrentamos a una pregunta, podemos ir descartando aquellas respuestas que estemos seguros que no pueden ser correctas, de esta forma, aumentamos la probabilidad de responder bien.
- Respuestas incorrectas que restan. ¡Cuidado! Algunos exámenes de opción múltiple penalizan al estudiante que contesta mal para evitar que pueda responder correctamente al azar. Por eso, hay que ver qué tipo de examen estamos haciendo para determinar si conviene o no arriesgarse a contestar cuando o estamos del todo seguros.
- Sospechar de las respuestas fáciles. Recordemos que muchos de estos exámenes buscan la eliminación del alumno (en el sentido académico, por supuesto). Es por eso que se suelen ingresar respuestas o preguntas señuelos que buscan confundir al estudiante. Hay que tener cuidado cuando vemos alguna pregunta con respuesta muy fácil.
- Contestar primero lo que estamos seguros que está bien. Luego, es importante calcular la nota que estaríamos obteniendo. Ver si ya estaríamos aprobados o si necesitamos contestar más. Esto está relacionado con el punto 2, donde dijimos que podía haber respuestas incorrectas que resten nota. Debemos decidir si conviene seguir respondiendo o no.
- Tapar las opciones y pensar la respuesta. Lo malo de ver las opciones es que puede influenciarnos sin que nos demos cuenta. Una buena idea para evitarlo es tapar las opciones cuando leemos la pregunta e intentar responderla. Luego, miramos las opciones y vemos cuál está más cerca de nuestra respuesta.
- Responder lo que queda al azar. Si no hay respuestas incorrectas que puedan restar o porcentajes mínimos de respuestas correctas o incorrectas, entonces toda aquella pregunta que no sepamos debemos responderla al azar porque puede haber alguna posibilidad de que lo hagamos bien.
- Probar las opciones como si fuera un rompecabezas. Cuando no sabemos bien la respuesta, podemos tomar cada opción e incluirla en el contexto de la pregunta, ¿cómo se relaciona? ¿cómo encaja? Eso puede ayudar a encontrar la respuesta correcta.
- Cuidado con las palabras del enunciado. Si la pregunta dice “cuál de las siguientes opciones NO es…” hay que prestar atención en ese “NO” que está negando la proposición. De la misma manera, hay que tener cuidado con las generalizaciones.
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