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Exámenes: ¿Estudiar hasta agotarse?

Por: Alejandro De Luca

Los estudiantes estamos acostumbrados a estudiar de forma exponencial en miras de un examen. Comenzamos tranquilos los primeros días, tomándonos todo el tiempo del mundo. Complementamos los temas principales con lecturas adicionales y hasta nos damos el lujo de chequear cada detalle. Pero los días corren y aparecen varios factores que hacen que no lleguemos a estudiar todo.
  • Imprevistos:  Asuntos ajenos al estudio que requieren nuestra atención. Situaciones familiares, eventos sociales de último momento que no pueden ser aplazados, responsabilidades y obligaciones en otros aspectos de nuestras vidas que requieren ser atendidos. Para los que tienen empleo, sobrecarga de trabajo y horas adicionales, por ejemplo.
  • Mala planificación. Con el objetivo de preparar un examen, es conveniente armar un cronograma, como vimos en el artículo Claves para preparar un final. Se debe definir qué temas hay que estudiar cada día, estableciendo un horario de estudio que no sea excesivo. Es necesario saber estimar cuánto tiempo requerirá la asimilación y tener en cuenta los repasos, que deberán ser diarios. Por supuesto, deberían tenerse en cuenta un tiempo adicional por si aparece alguno de los imprevistos del punto anterior. Si la planificación es inadecuada, entonces el tiempo no alcanzará para completar el temario.
  • Procrastinación. Ya hemos hablado sobre este mal que surge de nuestro interior y nos hace postergar la realización de nuestras tareas. No sólo se da cuando omitimos el estudio, sino también cuando comenzamos más tarde de lo debido. Esto hace que las jornadas de estudio terminen siendo de menos horas.
Todo esto nos lleva a quedarnos sin tiempo faltando pocos días para el examen. A esa altura, la única forma de resolver el problema es agregar más horas de estudio para compensar. La cercanía de la fecha límite nos presiona a tener que hacer esto. Algunos lo creen normal y hasta lógico: uno intensifica el estudio a medida que se acerca la evaluación. Sin embargo, hay algo más que se debe tener en cuenta y es el factor deagotamiento.
Hacer un esfuerzo sobrehumano los últimos días previos a un examen puede ser contraproducente. Si en las horas finales se duerme poco, si además se come mal y fuera de horario, nuestro cuerpo lo sentirá seguramente con síntomas comunes comodolor de cabezavista cansada y dolor de espalda.
agotamiento
Se produce no sólo el agotamiento físico sino también el mental. Estar diez o doce horas seguidas estudiando contra reloj provoca además cierto hartazgo por los temas que se deben asimilar. Esto ocurre más allá del interés que uno pueda tener por lo que está estudiando. El estrés que provoca esta situación es inevitable.
Evidentemente, cuando llega la hora de rendir la evaluación, estamos agotados y hartos de los temas. Uno de los peores estados que se pueden tener a la hora de dar un examen. Esto hace que sea más difícil concentrarse, que no estemos del todo precisosy por lo tanto, que tengamos más chances de equivocarnos.
Entonces, ¿conviene estudiar hasta agotarse cerca de la fecha del examen? No. Lo que hay que hacer es planificar adecuadamente para que los últimos días de estudio se puedan llevar de forma tranquila y sin sobresaltos. Incluso, puede ser recomendable no estudiar el mismo día del examen, pero eso ya va con la manera de prepararse de cada uno.
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